¿HEMOS ELEGIDO AL PERRO IDONEO?

Normalmente las relaciones entre humanos y perros resultan contradictorias.

Inconscientemente nos comunicamos y entendemos de forma errónea con nuestros perros, y esto se debe a que somos diferentes especies.

De la misma manera parece que nos gusta ponérnoslo complicado a la hora de elegir un perro.

Pongamos el claro ejemplo de aquella persona de 70 años caminando por las calles de Madrid acompañada de un pequeño yorkshire con sangre de terrier que va ladrando a todo y todos los que se cruzan por su camino. Ladridos seguidos de lo que podríamos llamar una perfecta imitación de gruñidos al estilo humano de la señora que está al otro extremo de la correa.

Paremonos un momento a analizar esta situación desde una realidad comprobada.

Los perros ladran para evitar que la persona, perro o estímulo que les asusta no se acerquen a ellos. Esta acción la utilizan como resolución ante una situación de miedo, ¿y sabeis por qué?…porque les da resultado. Desde la mente canina su finalidad se cumple:

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Los perros aprenden mediante asociaciones inmediatas, son grandes observadores y matemáticos, llevando una fidedigna contabilidad de cuantas veces se repiten las cosas.

Posiblemente esta dinámica del dibujo anterior se repite con cada perro, persona y estímulo altamente peligroso (como una bolsa que se mueve con el viento) con la que se encuentra a lo largo de su extenso paseo de 10 min de la “vuelta a la manzana”.

Seguro que la gran mayoría de vosotros, pero por constatar un dato muy importante y significativo me gustaría aportar que la raza terrier comprende desde ese típico perfil de perro seguido de ese perfil antes citado de humano de 70 años, al westi highland terrier, al yorkshire terrier, foxterrier, pasando por los spaniel…hasta citar razas denominadas peligrosas como el pitbull terrier, american sttaford terrier, bulterrier…¡y la lista es interminable! ¡Siguen saliendo terrier!

¿Cómo los describiríamos?

Son animales dotados de una potente e incansable energía que demandan y necesitan una alta actividad tanto física como mental.

¿Y qué nos solemos encontrar?

Pequeños tamaños de terrier acompañados de personas con poca movilidad que no realizan un ejercicio superior a veinte minutos diarios.

Grandes terrier obligados a ir atados y con bozal con amenaza de multa por incumplimiento a los que la ley impide el que puedan satisfacer sus necesidades básicas como especie.

¿Cómo queremos que estas razas catalogadas “como asesinas” con boca de cocodrilo no sean insociables si no les dejamos ni ser perros?

¿Os imagináis una vida en la que no te dejaran correr, ni jugar, ni saludar a tus amigos y encima te cerraran la boca a traición por el simple hecho de ser o existir? Mmmmmhh…Yo también mordería y gritaría… ¡ a todo aquel que se pusiese en mi camino!

Ahora bien, puesto que vivimos en el mundo que nos ha tocado, rodeados y llevados por las leyes que nosotros permitimos ¿qué podemos hacer para mitigar este tipo de problemas?

Pues allá va un consejo:

Aprendamos a elegir a nuestro compañero adecuado, a aquel que de verdad compagina con nuestra forma de ser, con nuestras costumbres, con nuestro nivel de ejercicio físico y, sobre todo, que encaje o equilibre nuestras debilidades, fortalezas y potenciales.

Señoras y señores de una media aproximada de 70 años de edad:

La finalidad es encontrar a un perrito que nos acompañe en nuestros días, que nos obligue a salir, a dar cortos paseos, con una energía tranquila, que caminen a nuestro paso, que nos saquen una sonrisa y la satisfacción de sentirnos útiles a la hora de cuidar y mimar un animalito, incluyendo largas tardes juntos en el sofá viendo la tele, sin ladridos ni sobresaltos…

Pues no elija un perrito de raza pequeña, hecho de puro nervio…vamos a elegir a un perrete más bien grande , de edad avanzada, tranquilo, que sepa ir suelto y no necesite ni correa, que vaya tan despacio que nadie le pueda recriminar por llevarle sin atar, pero que a su vez sea obediente y nos aporte esa paz que necesitamos.

Dejemos los yorshire terrier, los pinscher, y muchos de los perros pequeños para personas deportistas, montañeros, a aquellos a los que les apasiona la bici, que no se preocupan del espacio sino de un compañero altamente cualificado para alcanzar su alto nivel de ejercicio físico y veréis que canes todo terrenos, equilibrados, no ladradores y enamorados de su fiel compañero humano.

Peros de presa, ¡cuidado!

No por llevar el perro más fuerte del barrio vamos a superar nuestras inseguridades, ni vamos a parecer más malos o valientes.

Un perro de estas características no es para cualquier persona… Ayudemosles a ser felices y cómo no… seamóslo nosotros también.

Galgos y podencos, grandes cazadores no pensados para personas miedosas que no se atreven a soltarles por pánico a perderles porque señoras y señores son razas preparadas para correr insaciablemente, alejarse del humano…para luego volver. Necesitan realizarse como individuos haciendo lo que más les gusta: seguir conejos y ¡ojo! No por eso van a pillarles, pero si a disfrutar.

No podemos no mencionar a los Beagle, rastreadores natos y artistas del despiste. ¿Nos parecen preciosos? Pues debajo de ese bonito envoltorio se encuentra un ser muy difícil de manejar, no apto para propietarios inexpertos.

Y qué decir de los nórdicos, esos perros con una energía tan pura, animalitos totalmente independientes apropiados para muy poquitas personas. Un nórdico de la mano de un humano compatible es una de las experiencias más satisfactorias y del vínculo más grande.

Así que por favor, os invito a asesoraros antes de elegir un perro porque estos son solo varios ejemplos de entre miles a tener en cuenta si queremos encontrar a nuestra otra mitad con cuatro patas y descubriremos… lo bonito que es tener un perro.

Gracias por escuchar y por estar abiertos al maravilloso mundo canino.

Gracias a mi gran familia perruna, mis maestros, que dan la satisfacción de sentir que las cosas bien hechas salen bien.

 

Susana Odeh o Cierva para el que lo prefiera

CIERVACAN.

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